Los secretos de la marjal de Pego-Oliva

Comienzo de la ruta en la marjal Pego-Oliva.

La naturaleza no deja de sorprenderte. Está ahí para acercarte a ella y conocerla, siempre con respeto y admiración, con los sentidos y el alma abiertos para hacernos más humanos, mejores personas y, de paso, reconocer nuestra insignificancia y arrogancia.

Un ejemplo de la belleza de lo que nos rodea se encuentra a tan solo una hora de València, en el marjal Pego-Oliva. Un parque natural de 1.255 hectáreas donde el agua es la gran protagonista. Situado entre las provincias de Valencia y Alicante, es un refugio para numerosas especies que encuentran en este paraíso el mejor hábitat en el centro de la herradura montañosa formada por las sierras de Mostalla, Migdia i Segària.

Un ecosistema de gran biodiversidad y valor ecológico gracias a la excelente calidad de sus aguas que nutren dos ríos, el Bullent o Vedat y el Molinell o Racons, a los que se suman numerosos afluentes y manantiales, conocidos como «ullals».

La marjal fue declarada parque natural en 1994 y está incluido en el Convenio Ramsar (1971) de protección mundial de zonas húmedas, en la Red Natura 2000 de la Unión Europea y también es Zona de Especial Protección para las Aves (zona ZEPA).

Desde València, el recorrido comienza por la AP-7 en dirección Gandia hasta la salida 61, que nos llevará hasta Oliva. Tras atravesar el núcleo urbano se sigue la N-332 durante unos 20 minutos hasta alcanzar un desvío a la derecha con indicaciones del parque. Es aconsejable ir despacio para no pasar el desvío de la Muntanyeta Verda (a la derecha), punto de inicio de las rutas. Otra alternativa, más aconsejable, es llegar al municipio de Pego y desde allí dirigirse al marjal. Está mejor indicado y el acceso es bastante más fácil.

Vista del marjal Pego-Oliva desde la Muntanyeta Verda.

Un zona de aparcamiento da la bienvenida al visitante. Carteles informativos señalan las rutas recomendadas. Dosenelcamino inició la visita subiendo a la conocida como la Muntanyeta Verda, un mirador desde el que disfrutar en todo su esplendor del marjal, con las sierras que la circundan al fondo y el agua que todo lo rodea. Pastizales y juncales completan un paisaje de gran belleza.

Pastizales y juncales completan un paisaje de gran belleza

Quedamos atrapados por la sensación de paz y libertad que nos produce la admiración de este lugar. El silencio todo lo impregna, solo roto por el viento y el crujir de las cañas que se mecen al compás del fuerte levante de la jornada. Las nubes forman el mejor atrezo de un escenario que, en ningún modo, podíamos sospechar tan próximo del mundanal ruido.

Plano de las rutas al marjal de Pego-Oliva.

Henchidos y embriagados de lo visto, comenzamos el descenso hasta volver a la zona de aparcamiento donde se inicia la ruta principal al parque (ruta 1 o roja).

Una senda circular nos permitirá disfrutar de la riqueza del lugar. A nuestra izquierda, las aguas cristalinas del río Salinar nos acompañan durante gran parte del recorrido hasta que se cruzan con las del río Vedat. El visitante observador y paciente tendrá su recompensa al descubrir algunas de las lisas que dominan estas aguas.

Tenemos la sensación de flotar en un inmenso lago cubierto de cañas

La senda nos introduce poco a poco en este laberinto de cañas, que a un lado y a otro nos guía por un recorrido cubierto, mayoritariamente, por carrizales y juncos. Pero, a buen seguro, el visitante avezado podrá descubrir en los numerosos canales y acequias especies acuáticas de gran valor como el nenúfar blanco, la lengua de oca y la lenteja de agua.

Una de las numerosas compuertas que regula el nivel del agua del marjal.

El frío y el fuerte viento de toda la jornada nos impidieron descubrir la riqueza y variedad de las aves acuáticas del marjal, además de algunos invertebrados autóctonos como las «gambetes» o los «pechinots».

Pero es entre los peces donde se halla la verdadera joya de este parque natural: el samaruc, un endemismo, que encuentra entre las aguas cristalinas la mejor población de la especie. Entre los reptiles más característicos se encuentran el galápago europeo y varias especies de culebras de agua.

Las aves constituyen una de las mayores riquezas y uno de los principales motivos por los que el marjal forma parte del Convenio Ramsar de protección de zonas húmedas. Existen numerosas especies que sobresalen entre las que destacan el calamón, el zampullín chico, las garcilla cangrejera, la cerceta pardilla, la cigüeñuela, el fumarel cariblanco, así como una larga lista de aves que encuentran aquí un lugar de paso para sus migraciones o bien un refugio para sus nidificaciones.

Perderse entre sus pasarelas de madera con el rumor de las cañas al golpearse unas con otras es otro de los placeres que ofrece el marjal. Paseos donde el agua, el sempiterno agua, nos acompaña en todo momento. Tanto que, dependiendo de la época del año y de la meteorología, hay que tener cuidado con la inundación de caminos para evitar algún que otro disgusto.

En cualquier caso, la ruta circular del marjal de Pego-Oliva es una oportunidad única para disfrutar con los cinco sentidos de la naturaleza y adentrarnos en un mundo de paz y tranquilidad. Es, sin duda, una excelente opción para una excursión de poco más de dos horas que a nadie dejará indiferente.

Más rutas en la Comunitat Valenciana enhttps://www.civitatis.com/es/comunidad-valenciana/?aid=12339

4 comentarios el “Los secretos de la marjal de Pego-Oliva

    • Muchas gracias por tu comentario. La excursión al marjal de Pego-Oliva es una magnífica oportunidad para disfrutar de la naturaleza… y muy cerca de València.

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