Qué ver en Sintra en un día

Panorámica del pueblo de Sintra con la montaña al fondo.

Visitar Sintra es adentrarse en un cuento de hadas y magos, de trasgos y leyendas en un entorno natural incomparable. Perderse por sus calles empinadas es un regalo para los sentidos.

Dosenelcamino inició su recorrido desde Lisboa por la autovía IC19, en un trayecto en coche de unos 30 minutos, pero es muy recomendable la opción del tren desde la estación de la capital.

Es en su pequeño casco histórico donde el visitante encontrará los mejores dulces, que harán las delicias de los paladares más exquisitos, y una oferta culinaria que tiene al bacalao como gran protagonista. Pero tras un breve recorrido por su entramado urbano, Sintra nos descubre sus grandes joyas.

La primera es el llamado Parador Nacional, situado en el centro de la villa: una gran construcción reconocible por sus dos cúpulas en forma de cono y sus arcos de medio punto. La entrada está presidida por una explanada desde la que se contempla al fondo imponente y desafiante el Palacio da Pena rodeado de una espesa arboleda de pinos.

Perderse por las calles de Sintra es un regalo para los sentidos

Para visitar el Palacio Nacional, como el resto de edificios de Sintra, hay que abonar una entrada. Merece la pena un recorrido pausado por sus jardines (estos sí son gratuitos). El agua nos envuelve en cada uno de sus rincones.

El bullicio del exterior deja paso a un entorno relajante, que, por momentos, nos traslada a la espiritualidad de los jardines árabes, con sus fuentes y sus plantas aromáticas. Todo ello nos confirma la clara influencia de esta cultura a lo largo de los siglos en la península ibérica y que tuvo en Portugal una excepcional muestra.

Visita a la Quinta da Regaleira

Finalizada la visita a los jardines del Palacio Nacional, nuestro recorrido continuó por la que consideramos la gran joya de Sintra: la Quinta da Regaleira. Un paseo de unos 15 minutos andando (también se pueden alquilar los famososo ‘tuk tuk’), con muestras a un lado y otro de imponentes palacios, paradigma de la importancia de esta villa entre la aristocracia y la burguesía portuguesas durante siglos, nos lleva a su encuentro.

Al salir de una curva, la imagen que se nos descubre nos atrae poderosamente la atención. Un palacete que bien podría pasar por el mejor escenario de una película fantástica, donde, a buen seguro, damas, caballeros y dragones serían los protagonistas.

Es aconsejable obtener las entradas por internet. La mejor opción para evitar largas colas y dedicar el poco tiempo disponible a perderse por los sorprendentes jardines que rodean el palacio. Su construcción responde a la caprichosa admiración de Antonio Carvalho Monteiro, un millonario excéntrico, por la masonería y las modas arquitectónicas de principios del siglo XX de Europa y América.

La finca incluye, además del palacete, un vasto bosque con una gran variedad de árboles y flores, cuevas recónditas, fuentes, túneles escondidos y el inquietante Pozo Iniciático.

El agua nos acompaña gracias a un entramado de canales que horadan toda la montaña

A cada paso que damos nos sorprende una figura, una torre desde la que contemplar los bosques de Sintra, y paseos que nos adentran en un mundo mágico. El agua nos acompaña gracias a un entramado de canales que horadan toda la montaña. Solo cabe dejarse llevar y esperar en cada recoveco una sorpresa más. Y así es. Los jardines de la Quinta da Regaleira no dejan impasible.

Pero la gran sorpresa es, sin duda, la que llaman torre invertida o Pozo Iniciático. La entrada, angosta y baja, ya nos augura el paso a un mundo diferente.

Sus nueve pisos y su forma de caracol nos dejan sin habla. Y uno se pregunta quién ideó está desconcertante construcción y por qué. Una mirada hacia el fondo del pozo no es nada recomendable para los sufridores en silencio como yo del vértigo. Pero mereció la pena. Sin duda.

Es aconsejable sacar las entradas de la Quinta da Regaleira por internet para evitar largas colas

Tras recuperarnos de la primera imagen que nos regalaba la torre invertida, iniciamos el descenso, también angosto y estrecho, oscuro y húmedo. Nos recuerda al ambiente que tan magistralmente supo recrear Jean Jaques Annaud en su inolvidable El Nombre de la Rosa.

Nos adentramos en un mundo masónico, de rituales secretos, escaleras y túneles. Se cree que el pozo era el escenario para la iniciación de los nuevos masones, con sus nueve giros que nos hablan del infierno de la Divina Comedia de Dante.

El goteo incesante del agua que brota de la roca nos acompaña durante el descenso hasta que al final nos introducimos en el que bien parece un laberinto. Galerías en las que los aspirantes a formar parte de la sociedad secreta de la que Carvalho era uno de sus principales exponentes se reunían e iniciaban su proceso iniciático. Uno de estos túneles finaliza en un pequeño lago con una cascada. Punto obligado para hacer parada y escuchar el sonido del agua.

La salida al exterior por otro de los túneles nos sitúa de nuevo en el jardín. Es el caprichoso destino que marca el diseño de este singular espacio verde, lleno de referencias mitológicas y masónicas.

La Quinta da Regaleira es un lugar que no deja indiferente, que nos envuelve con su misticismo y sus poderes ocultos

Por último, recorremos las estancias del palacete. Residencia del excéntrico Carvalho, con su biblioteca, habitaciones y torre octogonal. Enfrente se sitúa la capilla del complejo.

La Quinta da Regaleira es una visita imprescindible que recomendamos sin dudar. Un lugar que no deja indiferente, que nos envuelve con su misticismo y sus poderes ocultos. Disfruten y déjense llevar.

La visita a Sintra culminó con un recorrido por el Palacio da Pena. Un imponente castillo, cuyos colores sorprenden al visitante acostumbrado a otro tipo de construcción, más sobrio. Fue ideado como residencia de verano del rey Manuel I. Se encuentra ubicado en la segunda colina más alta de Sintra. Desde su privilegiada posición, las vistas son espectaculares. A un lado, las montañas; al otro el océano.

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Londres en navidad (1ª parte)

Son muchos los Londres, tantos como visitantes. Es por ello que desde dosenelcamino no te vamos a decir dónde ir, qué ver o cuándo viajar a esta ciudad cosmopolita como pocas en el mundo. Eso sería muy fácil.

Te vamos a contar cómo la hemos sentido en un recorrido fugaz de apenas cuatro días; insuficientes, pero intensos. Llenos de anécdotas que queremos compartir para que tú, lector, las hagas tuyas y, algún día, puedas disfrutar cómo nosotros lo hicimos. Este post es el primero de una serie sobre nuestro viaje.

No aconsejamos ni pretendemos; solo intentaremos perdernos por sus calles y ambientes en un viaje al que te invitamos a acompañarnos.

Un viaje por sus plazas y mercados, su inolvidable feria de navidad, sus grandes avenidas comerciales, su sorprendente barrio chino y su inolvidable Piccadilly Circus.

Un embarque más sencillo de lo esperado

Nerviosos e ilusionados iniciamos nuestro particular periplo. Muy temprano nos dirigimos al aeropuerto, donde, afortunadamente, el embarque fue más sencillo de lo esperado, gracias, sobre todo, a que nuestro equipaje se limitó a una mochila que subimos al avión sin problema y que nos evitó las siempre enojosas esperas. Pasado el control de aduana, ya nos sentíamos un poco más cerca.

El avión salió con puntualidad (casi) británica. La voz impersonal del comandante nos anunciaba al cabo de casi tres horas que habíamos aterrizado en el aeropuerto de Stansted en un día cubierto de nubes, plomizo, muy londinense.

El viaje se inició hace un par de meses, con los preparativos, pero tras pisar la pista del aeródromo la emoción de ver hecho realidad nuestro sueño se hizo más patente en nuestros rostros. Ahora sí. Estábamos en Londres y teníamos casi cuatro días por delante.

El frío y la humedad nos recibió nada más salir del reciento aeroportuario. Pronto encontramos la línea de autobuses que por unos 20 euros por persona nos trasladaría al centro de Londres. El trayecto, de unos 40 minutos, nos pareció eterno. Eran muchas las ganas de pasear por la calles de esta gran ciudad.

Tras apearnos en la parada indicada (no era la mejor opción, pero bueno…), Mr. Google nos indicó el camino a seguir para llegar a nuestro hotel. Otros cuarenta minutos andando… Calles y aceras estaban mojadas.

Trazos amarillos advertían a peatones y ciclistas, que impertérritos al frío y la lluvia se desplazaban de un punto a otro

De los bares salían voces que parecían darnos la bienvenida, mientras los viandantes con los que nos cruzábamos iban de un lado para otro, ocupados en sus quehaceres, sin que nuestra presencia pareciera importarles mucho.

Cruzábamos con precaución, atentos a esos coches que «incomprensiblemente» se nos acercaban por la izquierda. Trazos amarillos advertían a peatones y ciclistas, que impertérritos al frío y la lluvia se desplazaban de un punto a otro.

Escaparates, anuncios y edificios no dejaban de sorprendernos. Al cabo de un rato, alcanzamos nuestro hotel. Impersonal y caótico, pero céntrico. En la recepción, una mujer nos recibió tras una mesa llena de posits de colores llamativos.

En las paredes, mapas del metro y de la ciudad creaban un ambiente de camarote de los hermanos Marx. Sobre nuestras cabezas, un monitor partido en múltiples ventanas mostraban incesantemente distintas dependencias del establecimiento.

Agradecimos el calor de la estancia. Veníamos ateridos de frío y algo mojados. Nada más entrar, el suelo enmoquetado (ya tan olvidado en nuestras ciudades) nos sorprendió.

La recepcionista nos acompañó a una sala contigua para dejar nuestras mochilas. Fue al salir de esta habitación cuando el crujir del suelo de madera a cada uno de nuestros pasos nos volvió a sorprender. Nos miramos con una sonrisa cómplice, de niños en su primer día de colegio.

Al salir del hotel, la lluvia había cesado, pero la humedad lo cubría todo. Con ánimo y ganas por descubrirlo todo, nos dirigimos a la estación de metro más cercana.

La tarjeta Oyster es una especie de salvoconducto que nos llevaría a todos los rincones de Londres

Nos adentrábamos en una Babel subterránea. Voces de varios idiomas llegaban a nuestros oídos ávidos de entender algo, de participar en conversaciones ajenas y formar parte de este enjambre llamado «subway» del que salían decenas de personas.

Lo primero fue conseguir las tarjetas de transporte Oyster. Una especie de salvoconducto que nos llevaría a todos los rincones de Londres. Un sistema ingenioso y, sobre todo, práctico para visitantes y londinenses. Recargable y fácil de usar, esta especie de bonometro nos abría las puertas a un mundo paralelo en el subsuelo de la ciudad.

Escaleras sin fin nos trasladaron a pasillos interminables para desembocar en andenes grises y antiguos, llenos de gente que despreocupados por lo que pasaba a su alrededor esperaban la llegada del metro.

Todos formábamos parte de un escenario multirracial, donde se mezclaban palabras de diferentes idiomas y culturas. El joven con cascos y gorra tecleaba en su móvil con desenfreno, mientras a su lado una mujer con la cabeza cubierta con un velo no dejaba de mirar el túnel oscuro del que en 2 minutos llegaría nuestro tren.

Un fuerte ruido, de fricción metálica, llegaba por nuestra derecha. El subway hacía su entrada a una velocidad excesiva, casi suicida, con esa forma característica que le da nombre. De su interior salieron en tromba una decena de viajeros que se hacían hueco ante la muralla humana que esperaba entrar.

Ya en su interior, nos sentimos parte de esa masa que se desplaza de un lugar a otro sin concierto aparente. Las estaciones pasan hasta que una voz en off anuncia la nuestra. Nos apeamos, siguiendo el río humano que nos arrastra hasta la salida.

De nuevo, voces irreconocibles algunas veces; otras, no tanto. De lejos, nuestro oído capta alguna palabra que identificamos enseguida. Es un grupo de chicos españoles, probablemente Erasmus que de forma gregaria se dirigen a la salida como nosotros.

Ya fuera, el frío vuelve a recordarnos que estamos en Londres a unos 5 grados. No llueve, afortunadamente. Estamos abrigados y nada ni nadie nos parará. Nuestra primera parada es un típico mercadillo navideño, que por estas fechas llenan muchos rincones de la ciudad.

Mercadillos navideños

Puestos de ropa y regalos se mezclan con los tradicionales de comida para llevar. Las luces no dejan de asombrarnos pese a que aún es de día y no se aprecian en su justa medida. Un mensaje en una pizarra nos obliga a pararnos: «Auténtica paella».

Una cola de unas diez personas aguardaban con paciencia a «disfrutar» de una «auténtica paella»… Atónitos nos miramos sin poder evitar una sonrisa socarrona. A nuestro alrededor, nadie pareció percibir nuestro asombro mientras los platos de plástico desfilaban uno tras otro ante nuestras miradas perplejas.

Navidad comercial

El ambiente festivo lo inundaba todo. El cruce incesante de personas en ese escenario multicolor nos confirmaba la proximidad de una navidad marcada por su versión más comercial, pero también por la más tradicional, con árboles adornados de llamativas luces y Papas Noel dominando cada rincón.

De aquí, nos dirigimos al sempiterno Támesis tan presente. Por uno de sus numerosos puentes cruzamos al otro lado de la ciudad no sin antes fotografiar la obligada estampa del puente de Londres con la barcazas fondeadas en uno de los laterales del cauce.

Cumplida la tradicional fotografía, recorrimos uno de los márgenes del río. En los bajos de un centro comercial un grupo de chicos hacían malabares con su skates. Admirados por su destreza, inmortalizamos algunas de sus piruetas.

Justo enfrente una voz potente, rasgada, de soul, nos sorprendió. Un círculo de admiradores rodeaban a una joven que nos dejó con la boca abierta y que aún más creo un ambiente de ensueño. Los árboles engalanados con guirnaldas de colores eran el mejor atrezzo.

Continuará…

Escultura cerámica en homenaje a las peonas, mujeres de Agost que se dedicaban a la alfarería.

Entre montañas arcillosas blanquecinas y rodeado de viñas se encuentra Agost, un pequeño municipio situado a tan solo 18 kilómetros de Alicante. Su pasado, su presente y su futuro están ligados a la alfarería, una actividad que hunde sus raíces en el siglo XIII y que ha supuesto durante décadas el principal motor económico de la localidad.

El visitante abierto a la imaginación podrá descubrir en cada rincón de sus calles angostas un vestigio de la importancia del arte de moldear el barro en este rincón de la comarca de l’Alacantí. Paredes sin enlucir se mimetizan con los montes que circundan el municipio de donde aún hoy se extrae esa arcilla tan característica de la zona.

El recorrido comienza en la plaza de España, punto neurálgico de la población, donde destaca su fuente del siglo XVIII, y en cuyo entorno ha girado y gira la vida de los agostenses. Es aquí donde si alzamos la mirada y buscamos la placa que da nombre a la plazuela, observamos que esta es de cerámica en un merecido tributo del municipio a la tradición alfarera.

Fuente de la plaza de España de Agost, del siglo XVIII.

Seguimos el recorrido por la calle la Font hasta llegar a la Font de l’Abeurador, la más antigua de la localidad, data de 1699. Cántaros y botijos han dejado las marcas del pasado alfarero en la piedra, pudiéndose ver todavía hoy los huecos horadados. Un lugar, sin duda, muy valioso para la actividad artesana de Agost, puesto que el agua venida de la sierra próxima era y es uno de los elementos indispensables para la alfarería.

Junto a la fuente, el lavadero municipal. Punto de encuentro de los lugareños hasta 1970. Su buena conservación nos permite ver cómo se dividía en varios estanques de enjuague y lavado.

Font de l’Abeurador de Agost.

De aquí, nos dirigimos a la calle de les Cantereries entre cuyos muros se esconde la historia de Agost. Talleres y almacenes se suceden junto a hornos que nos hablan del pasado alfarero y del futuro que aún hoy se vislumbra en las fábricas que se mantienen en activo.

Los artesanos marcaban en el muro los botijos que vendían a modo de ábaco

Una calle de paredes sin enlucir que se mantienen como antaño para evitar que se tiznaran con el humo que todo lo impregnaba cuando los hornos estaban en plena actividad. Muros del color de la arcilla que todavía hoy nos muestran las marcas a modo de ábaco que los artesanos hacían para contar los botijos que se transportaban en pequeños carros. Señales de un pasado que Agost protege y cuida como muestras de su idiosincrasia.

Imágenes de santa Justa y santa Rufina, en la ermita del mismo nombre de Agost.

Alfareros que tienen en la ermita de las santas Justa y Rufina a sus patronas, cuya devoción se manifiesta cada 19 de julio en las fiestas celebradas en su honor. Un templo modesto pero de gran valor para los artesanos que con sus donaciones hicieron posible su construcción.

Ilse Schütz fundó el museo de la alfarería en la década de los 80 del siglo pasado

Pero si hay un lugar que recoge el espíritu de Agost, ese es su museo de la alfarería. Auténtico muestrario de la historia de este pueblo que surge del empeño y dedicación de Ilse Schütz, una alemana que en la década de los 80 del siglo pasado fundó este referente del patrimonio cultural del municipio.

Botijos apilados, en Agost

Posteriormente, el ayuntamiento rehabilitó el edificio hasta convertirlo en lo que hoy es: un homenaje a la alfarería y a todo lo que rodea a esta tradición artesana. Un museo donde se hace un recorrido por las diferentes etapas del arte de manipular la arcilla y los diferentes usos que de ella se hacen. Bien merece una visita sosegada y, a buen seguro, sorprenderá al visitante con las desconocidas formas que puede adquirir un botijo y el proceso de elaboración del barro hasta su cocción en un horno.

A la entrada del museo, una imponente escultura de cerámica recibe a los visitantes, la peona, que sirve de homenaje a las mujeres que con su trabajo hicieron posible el desarrollo de la alfarería de Agost. La plaza en la que se ubica también supone un reconocimiento a los artesanos que hacen de esta localidad un lugar único. Las manos en diferentes posiciones recuerdan el proceso de elaboración y transformación del barro en las figuras de cerámica que atesora el museo anexo.

Homenaje a los alfareros en Agost.

Un lugar, en suma, de visita obligada para conocer y entender la forma de vida que durante décadas ha predominado entre los agostenses.

Pero Agost es tradición y modernidad, desarrollo y medioambiente, urbanismo y naturaleza. Sus rutas invitan a perderse a los amantes del senderismo en un entorno privilegiado, con senderos bien señalizados con diferentes niveles de dificultad. Un paraíso para disfrutar de paisajes agrestes, largas llanuras y zonas verdes de gran valor ecológico entre barrancos sin fin.

Agost es, en definitiva, un punto de parada obligatorio para los que buscan tradición y naturaleza, sin olvidarnos de su rica gastronomía, en especial, la conocida como coca de pala y sus diferentes variedades. Una localidad abierta al visitante que seguro que sorprende a todos los que por allí pasen.

5 días por el Algarve en Furgoneta. Un mapa con el itinerario, zonas para pernoctar, puntos de interés e información sobre la zona. Si estás buscando una guía para viajar a esta zona en furgoneta o sin ella, la has encontrado.

Viajar al Algarve en Furgo. La guía más completa — Cultura Campestre

Una vida nómada

Lo más importante del viaje

es el camino…

Hoy iniciamos en dosenelcamino.blog una nueva etapa con ilusión y sueños por cumplir. Por fin, nuestro deseo se ha hecho realidad y tenemos nuestra ‘furgo camper,’ una Berlingo XL para descubrir nuevos paisajes, conocer sus gentes y sus costumbres. Un medio para alcanzar la libertad tan anhelada. Comenzamos una vida nómada que nos permitirá disfrutar de aquello que más nos gusta: viajar.

A escasos 30 minutos desde València por la V-21 se encuentra un auténtico tesoro medioambiental a la espera del visitante respetuoso con el entorno y la riqueza que atesoran los humedales como ecosistemas únicos y de gran belleza.

Nos estamos refiriendo al Marjal dels Moros, situado entre los términos municipales de Puçol y Sagunt. Uno de los puntos de paso clave de las aves migratorias en su largo camino hacia África y Europa.

Dosenelcamino.blog descubrió este maravilloso paraje, declarado zona ZEPA (de especial protección para las aves) e incluido en la Red Natura 2000, dejándose llevar por el azar. La búsqueda de nuevos lugares que despierten nuestro interés nos encaminó hacia este humedal pegado a la línea de costa.

Iniciamos el recorrido en el aparcamiento situado al final del paseo de la playa de Puçol, aunque es más recomendable desde el Centro de Educación Ambiental de la Naturaleza, una antigua alquería donde el visitante podrá recibir una completa y diversa información del marjal, además de participar en actividades y recorrer el conocido como Huerto Histórico y el Jardín de los Paisajes Mediterráneos.

En nuestro caso, el punto de partida desde la playa nos descubrió una cara del humedal desconocida. El viento de levante que a finales de marzo azotaba con fuerza la costa nos animó a adentrarnos en los recorridos interiores desde el camino dunar paralelo al mar.

La pasarela de madera nos reveló un mundo nuevo por descubrir donde las ánades residentes y migrantes son las verdaderas protagonistas. Pese a lo reducido de su extensión, a penas tiene 3 kilómetros de longitud y 1,5 de anchura, en este espacio se han localizado hasta 250 especies de aves. Un verdadero paraíso para los cada vez más seguidores del turismo ornitológico.

Durante nuestra visita nos asombraron los colores vivos y brillantes de los patos de cuello verde y cuello colorado, además de las más conocidas focha común, polla de agua y calamón.

El silencio solo roto por el sonido de las aves en pleno periodo de cría era embriagador. Admirados y sorprendidos por tanta belleza, solo cabía observar lo que la naturaleza nos brindaba en una ocasión única.

Uno de los técnicos del Centro de Educación Ambiental nos facilitó una pequeña guía con la que localizar a los principales actores de esta gran ópera de la vida.

Proseguimos la senda señalizada hasta otra laguna donde aún fue más sorprendente contemplar desde uno de los miradores cómo cientos de ánades se disputaban aquí y allá pequeños territorios de tierra en una sinfonía mágica. El tiempo se detuvo mientras disfrutábamos de lo que teníamos ante nuestros ojos. Hasta alguna águila ratonera e incluso algún aguilucho se sumaron al espectáculo.

Las lluvias recientes antes de nuestra visita nos impidieron disfrutar de todo el recorrido del marjal, aunque, sin duda, mereció la pena observar la riqueza de las dos lagunas que sí pudimos visitar.

El Marjal dels Moros brinda al visitante la oportunidad de conocer con todo su esplendor un ecosistema de gran riqueza medioambiental y una ocasión inmejorable para concienciarnos de la importancia de proteger estos parajes de la presión urbanística que tanto amenazan nuestros espacios naturales.

El río Oca, tras su paso por Oña en su caminar hacia el Ebro, ha labrado un agreste desfiladero por donde antaño pasaba el ferrocarril Santander-Mediterráneo. Hoy, un camino rehabilitado, recorre su interior. Visitaremos el desfiladero ascendiendo primero desde Oña a lo alto de la sierra siguiendo un antiguo camino llamado el Portillo Amargo. Desde […]

Senda del Portillo Amargo — Burgos, a pie.
Comienzo de la ruta en la marjal Pego-Oliva.

La naturaleza no deja de sorprenderte. Está ahí para acercarte a ella y conocerla, siempre con respeto y admiración, con los sentidos y el alma abiertos para hacernos más humanos, mejores personas y, de paso, reconocer nuestra insignificancia y arrogancia.

Un ejemplo de la belleza de lo que nos rodea se encuentra a tan solo una hora de València, en el marjal Pego-Oliva. Un parque natural de 1.255 hectáreas donde el agua es la gran protagonista. Situado entre las provincias de Valencia y Alicante, es un refugio para numerosas especies que encuentran en este paraíso el mejor hábitat en el centro de la herradura montañosa formada por las sierras de Mostalla, Migdia i Segària.

Un ecosistema de gran biodiversidad y valor ecológico gracias a la excelente calidad de sus aguas que nutren dos ríos, el Bullent o Vedat y el Molinell o Racons, a los que se suman numerosos afluentes y manantiales, conocidos como «ullals».

La marjal fue declarada parque natural en 1994 y está incluido en el Convenio Ramsar (1971) de protección mundial de zonas húmedas, en la Red Natura 2000 de la Unión Europea y también es Zona de Especial Protección para las Aves (zona ZEPA).

Desde València, el recorrido comienza por la AP-7 en dirección Gandia hasta la salida 61, que nos llevará hasta Oliva. Tras atravesar el núcleo urbano se sigue la N-332 durante unos 20 minutos hasta alcanzar un desvío a la derecha con indicaciones del parque. Es aconsejable ir despacio para no pasar el desvío de la Muntanyeta Verda (a la derecha), punto de inicio de las rutas. Otra alternativa, más aconsejable, es llegar al municipio de Pego y desde allí dirigirse al marjal. Está mejor indicado y el acceso es bastante más fácil.

Vista del marjal Pego-Oliva desde la Muntanyeta Verda.

Un zona de aparcamiento da la bienvenida al visitante. Carteles informativos señalan las rutas recomendadas. Dosenelcamino inició la visita subiendo a la conocida como la Muntanyeta Verda, un mirador desde el que disfrutar en todo su esplendor del marjal, con las sierras que la circundan al fondo y el agua que todo lo rodea. Pastizales y juncales completan un paisaje de gran belleza.

Pastizales y juncales completan un paisaje de gran belleza

Quedamos atrapados por la sensación de paz y libertad que nos produce la admiración de este lugar. El silencio todo lo impregna, solo roto por el viento y el crujir de las cañas que se mecen al compás del fuerte levante de la jornada. Las nubes forman el mejor atrezo de un escenario que, en ningún modo, podíamos sospechar tan próximo del mundanal ruido.

Plano de las rutas al marjal de Pego-Oliva.

Henchidos y embriagados de lo visto, comenzamos el descenso hasta volver a la zona de aparcamiento donde se inicia la ruta principal al parque (ruta 1 o roja).

Una senda circular nos permitirá disfrutar de la riqueza del lugar. A nuestra izquierda, las aguas cristalinas del río Salinar nos acompañan durante gran parte del recorrido hasta que se cruzan con las del río Vedat. El visitante observador y paciente tendrá su recompensa al descubrir algunas de las lisas que dominan estas aguas.

Tenemos la sensación de flotar en un inmenso lago cubierto de cañas

La senda nos introduce poco a poco en este laberinto de cañas, que a un lado y a otro nos guía por un recorrido cubierto, mayoritariamente, por carrizales y juncos. Pero, a buen seguro, el visitante avezado podrá descubrir en los numerosos canales y acequias especies acuáticas de gran valor como el nenúfar blanco, la lengua de oca y la lenteja de agua.

Una de las numerosas compuertas que regula el nivel del agua del marjal.

El frío y el fuerte viento de toda la jornada nos impidieron descubrir la riqueza y variedad de las aves acuáticas del marjal, además de algunos invertebrados autóctonos como las «gambetes» o los «pechinots».

Pero es entre los peces donde se halla la verdadera joya de este parque natural: el samaruc, un endemismo, que encuentra entre las aguas cristalinas la mejor población de la especie. Entre los reptiles más característicos se encuentran el galápago europeo y varias especies de culebras de agua.

Las aves constituyen una de las mayores riquezas y uno de los principales motivos por los que el marjal forma parte del Convenio Ramsar de protección de zonas húmedas. Existen numerosas especies que sobresalen entre las que destacan el calamón, el zampullín chico, las garcilla cangrejera, la cerceta pardilla, la cigüeñuela, el fumarel cariblanco, así como una larga lista de aves que encuentran aquí un lugar de paso para sus migraciones o bien un refugio para sus nidificaciones.

Perderse entre sus pasarelas de madera con el rumor de las cañas al golpearse unas con otras es otro de los placeres que ofrece el marjal. Paseos donde el agua, el sempiterno agua, nos acompaña en todo momento. Tanto que, dependiendo de la época del año y de la meteorología, hay que tener cuidado con la inundación de caminos para evitar algún que otro disgusto.

En cualquier caso, la ruta circular del marjal de Pego-Oliva es una oportunidad única para disfrutar con los cinco sentidos de la naturaleza y adentrarnos en un mundo de paz y tranquilidad. Es, sin duda, una excelente opción para una excursión de poco más de dos horas que a nadie dejará indiferente.

Más rutas en la Comunitat Valenciana enhttps://www.civitatis.com/es/comunidad-valenciana/?aid=12339

Una entrada realmente interesante y que cautiva desde la primera línea.

El Blog de Arena

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La modernidad tiene sus enormes ventajas, no hay quien pueda dudar de ello o, siquiera, quien se atreva a ponerlo en duda (los amantes del «Todo tiempo pasado fue mejor» están en aprietos para justificar semejante expresión. Por ejemplo, para quienes aman la lectura hoy pueden llevar en su bolsillo toda na biblioteca. Si hay que hacer algún viaje, uno se sienta cómodamente en el sitio que le corresponde y saca su libro de bolsillo o, por qué no, su lector digital. Lee, disfruta, medita y después la biblioteca entera vuelve cómodamente al bolsillo. Sin embargo, ¿qué pasaba antes de que la tecnología nos facilitara la vida cuando se viajaba mucho y uno no quería privarse de los placeres de la lectura variada? Los libros eran pesados y su manejo engorroso; pero con el suficiente ingenio y dinero podías fabricarte una pequeño sucedáneo que tal vez no te…

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¿Qué es una hoguera?

La Real Academia Española define la hoguera en su primera acepción como un fuego de gran tamaño que levanta mucha llama y está con material de fácil combustión, generalmente al aire libre.

Pero una hoguera en Alicante es mucho más. Es un monumento efímero de madera, cartón o material combustible que da vida al sentir de un pueblo y refleja sus inquietudes, sus críticas y sus denuncias. Pero una hoguera también es un colectivo o conjunto de personas que conforman la comisión de fiestas de un barrio.

En Alicante, llamamos Hogueras a las fiestas oficiales de la ciudad, celebradas por San Juan, del 20 al 24 de junio. Su espectacularidad ha hecho que sean declaradas de Interés Turístico Internacional en 1983 y Bien de Interés Cultural Inmaterial en 2014.

Historia de las Hogueras

En un primer momento, los labradores alicantinos celebraban el día más largo del año para la recolección de las cosechas y la noche más corta del año para destruir los males. Dada la vinculación campo-ciudad esta tradición se extendió de forma muy rápida. El alcalde se vio obligado a comunicar un bando donde prohibía que se hicieran hogueras en las calles y se dispararan cohetes bajo multa de 20 a 100 reales.

En 1881, gracias a un despiste del ayuntamiento alicantino, no se publicó el bando y los vecinos se agruparon para celebrar lo que llamaron “las fiestas de la calle”, donde había juegos, música y donde se crearon los primeros ninots, que solían ser figuras que ridiculizaban a alguien normalmente del mismo barrio.

El origen

En 1928 se celebra la primera fiesta oficial de Alicante cuyo mayor impulsor fue Jose María Py, que reivindicaba a las hogueras por su tradición desde tiempos remotos frente a las fallas valencianas.

En 1929 se crea su órgano gestor: la Comisión Gestora. En 1931 se incorporan las barracas y al año siguiente se instaura la figura de la Bellea del Foc, máxima representación femenina.

Durante la Guerra Civil (1936-1939), las Hogueras no se celebraron. En 1939 solo se plantó una y fue a partir de 1940 cuando la fiesta regresaría a su cita anual.

Proceso de elaboración de una hoguera

El primer paso es saber el presupuesto disponible. Tras ello se empiezan a hacer los bocetos y se busca el tema principal. El próximo paso es diseñar la figura y estudiar el lugar donde se va a ubicar.

Por último se piensa en los colores a utilizar para que armonicen con el entorno y se empieza la construcción de la maqueta.

Durante este proceso han de calcularse los pesos, el transporte, su tamaño y las partes que la formarán.

Tras este proceso empieza el modelaje y construcción de las piezas. La hoguera está construida con madera y cartón y cada vez se apuesta más por el uso de materiales reciclados, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

En una hoguera pueden trabajar una media de 9 personas durante medio año, dependiendo del tamaño del monumento.

Primero se construyen las piezas por separado, se comprueba el ensamblaje, para facilitar la tarea suelen estar numeradas y luego se pintan. Una vez secas se cubren con plástico para preservarlas y evitar que se manchen. Es un puzzle gigante que tiene que encajar perfectamente.

Para la estructura de madera se utiliza pino, haya y chopo. Este armazón no se ve, pero sustenta las diferentes piezas de la hoguera.

Se han de calcular pesos y contrapesos para que no se caiga ninguna parte una vez colocada. También se ha de calcular cómo se quemará la hoguera y hacia donde caerá.

Algunas hogueras pueden medir hasta 17 metros de altura, incluso más y alrededor se colocarán las figuras que la completan.

Ninots de las Hogueras de 2016.

¿Qué es un ninot?

Un ninot es una figura con representación humana, confeccionado con materiales combustibles y suelen ocupar la base de las hogueras. Estas figuras tienen un carácter crítico y burlesco.

Semanas antes de la plantá, del 18/05 al 04/06 se puede visitar la exposición del ninot que consta de una figura representativa de cada hoguera, en 2019 la exposición contaba con 188 ninots (89 adultas e infantiles, 8 de barracas y 2 de la hoguera oficial).

Los visitantes dejarán a la salida su voto en una urna y el 4 de junio los miembros de la Federación de Fogueres realizarán el recuento de votos y el ganador será indultado, se salvará del fuego y pasará a formar parte del museo de Hogueras situado en la Rambla.

La mascletà

La mascletá se celebra del 19 al 24 de junio a las 14.00 horas en la plaza de Luceros. Cuando la bellea anuncia “Senyor pirotècnic, pot començar la mascletà” comienza el disparo pirotécnico que genera una composición ruidosa y rítmica. Los fuegos artificiales buscan la estimulación visual pero una mascletá es diferente ya que genera una vibración y ruido “musical” tan fuerte que hacen vibrar el cuerpo.

Cada mascletá está dirigida por una pirotecnia diferente y compiten entre ellas con sus espectáculos ya que la pirotecnia ganadora recibirá un premio en metálico y se asegura su participación el año siguiente.

El nombre de mascletá se deriva de los masclets o petardos de gran potencia sonora. Éstos se unen mediante una mecha que acaba formando lo que conocemos como traca.

Los masclets se cuelgan con cuerdas a media altura y constan de cuatro partes. La primera consta de efectos sonoros y visuales, la segunda es el cuerpo o parte central donde la intensidad y volumen de sonido aumenta hasta dar paso al terratrèmol o terremoto donde los masclets estallan a gran velocidad y todo culmina en la parte aérea que suele ir acompañada de colores.

Las Belleas del Foc

De enero a abril cada Hoguera elige en un acto a su Bellea Mayor e Infantil y cada una va acompañada de dos o cuatro damas de honor. Esto se realiza en el acto llamado Presentación donde se les impone la banda que las distingue como Belleas. Ser belleza de una hoguera es un sueño para muchas alicantinas a pesar de implicar muchas obligaciones. Las belleas representarán a su distrito durante todo el año y entre todas ellas se elige a la Bellea del Foc en el acto llamado Festival de Elección de la “Belleas del Foc” y sus damas de honor.

La forma de elección ha ido variando entre un jurado, una votación entre los presidentes de las distintas comisiones o la designación directa por parte del alcalde.

Para ser Bellea del Foc es necesario haber sido Bellea el año anterior y tener más de 19 años. A pesar de que hasta 2008 hubo límite de edad hasta los 26 años, hoy en día no existe límite de edad y se puede vivir en Alicante o en sus pedanías (El Altet, Torrellano o Arenales del Sol).

Hasta hace unos años los presidentes de todas las comisiones acudían a votar el día de la Elección pudiendo elegir a siete mujeres. Las quince mujeres con más votos pasaban a un segundo jurado de siete personas que elegía a la Bellea del Foc y sus seis damas de honor, entregaba su decisión a un notario y se hacía público al final del Festival de Elección.

En 2010, se cambió el sistema y ahora un jurado de 9 personas votaba en secreto los 7 nombres de su elección y un notario contabiliza los mismos y de entre las 7 más votadas se vuelve a votar en secreto la Bellea del Foc.

Hasta 2016 la Bellea Infantil y sus damas se elegían por sorteo a través de un bombo pero al año siguiente se equiparó el proceso a la Bellea adulta.

En estos eventos participan todos los foguerers y se ofrece música, bailes y desfiles de las candidatas que siempre acaba con la proclamación de las máximas representantes de la fiesta. Dos semanas después las Belleas son investidas oficialmente por el alcalde en el acto de Proclamación celebrado en la plaza del Ayuntamiento.

La entrada de bandas

La música es muy importante en esta fiesta, cada hoguera contrata una banda de música para todas las fiestas, con lo cual, pueden haber hasta 2000 músicos llenando las calles de ritmo durante estos días.

La tarde anterior a la plantá todos los socios de las comisiones de las distintas Hogueras desfilan con los trajes tradicionales. Estos son acompañados por las bellezas y las damas de cada distrito, vestidas con el traje de novia alicantina. Cada hoguera desfila con su respectiva banda de músicos, llenando las calles de música y alegría. En este desfile se otorga premios a las consideradas “mejor conjunto”, es decir, banda y hoguera juntos.

Durante las Hogueras las bandas suelen ir de pasacalles dos o tres veces al día, así lucen a sus respectivas bellezas por el barrio, visitan las Hogueras de barrios vecinos o simplemente animan las calles.

La plantà

La noche del 20 de junio se realiza la plantá, es decir, el transporte y construcción de las hogueras y de las barracas. Por toda la ciudad podrán verse partes de cada monumento. Para facilitar el transporte y montaje muchas calles son cortadas al tráfico. Los monumentos más grandes, de categoría especial, se montan un par de días antes debido a su complejidad.

El proceso de ensamblaje es complicado, siendo la colocación del remate final la parte más difícil ya que cualquier error puede ser una tragedia. Un jurado evalúa cada hoguera y las ganadoras recibirán un premio. Se reparten 5 premios por categoría y se otorga a la Hoguera una banda donde dice “Primer Premio de 1ª Categoría” y además se otorga un premio del 10% del coste total de la Hoguera. Estos premios se otorgan el día de la Ofrenda.

Durante esta noche de trabajo lo tradicional es que las personas encargadas del montaje, los foguerers y los barraquers coman coca amb tonyina y bacores y beban “paloma”.

Barraca de las Hogueras.

Las barracas

Las comisiones se organizan en barracas, calles valladas donde ponen mesas, sillas, un bar y un escenario. Las barracas son costeadas por los «barraquers», miembros de la Hoguera, y el uso de mesas suele ser privado.

La entrada a la barraca es libre y podemos consumir en el bar y disfrutar de la música. Se suele comer coca de atún, brevas, tortilla, arroz y diversas tapas, todo ello regado con vino o “paloma” (anís seco con agua muy fría).

Las barracas ayudan a engrandecer las fiestas del fuego y promueve la relación y diversión de los alicantinos. Estas agrupaciones foguerils aumentan con los años, siendo de unas 70 y éstas compiten por tener la portada más bonita y colorida, ya que las ganadoras recibirán un premio.

La ofrenda de flores

Este acto festivo-religioso realizado el 21 y 22 de junio es considerado la ofrenda de flores más antigua de España pues data de 1941. Los alicantinos ofrecen flores a la Virgen del Remedio, patrona de Alicante.

Las Belleas y damas de cada Hoguera llevan flores y las depositan ante la imagen de la Virgen en la fachada de la Concatedral de San Nicolás, formando a sus pies un tapiz compuesto por algo más de 10.000 ramos. Los hombres de cada hoguera portan un motivo floral realizado por ellos mismos y que se expone en el mismo lugar.

La madrugada del 24 las flores son retiradas para poder preparar la cremà de la hoguera del ayuntamiento.

El desfile folclórico

El día 23 se celebra una vistosa cabalgata de carrozas, cuerpos de baile, bandas de música y unos cien bailarines de diversos países del mundo bailando sus danzas tradicionales. Es un desfile muy bonito y colorido a lo largo del cual se disponen 10.000 sillas para disfrutar del espectáculo.

La cremà de una hoguera.

La cremà

El 24 de junio por la noche, festividad de San Juan Bautista finalizan las Hogueras de Alicante con la cremà. A las 12 de la noche se lanza desde lo alto del Castillo de Santa Bárbara una monumental palmera de fuegos artificiales, la cual tiene su origen en 1932.

En este momento, una gran traca encendida electrónicamente por las Bellezas del Fuego adulta e infantil desde el balcón del Ayuntamiento prende la hoguera oficial de la plaza del Ayuntamiento.

A partir de ese momento se irán quemando las hogueras de cada distrito alicantino.

El equipo de bomberos vigila para que todo se desarrolle de la mejor forma, apagan las hogueras y para resistir el calor lanzan agua a los espectadores, lo que se conoce como la banyà.

El hecho de que se quemen los monumentos viene dado por la celebración del solsticio de verano. En la antigüedad se creía que el sol no volvería a su esplendor total porque los días iban acortando, por ello se encendían fogatas y se realizaban ritos relacionados con el fuego para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía y purificar a aquellos que lo contemplaban.

Nuestras celebraciones tienen gran influencia de los ritos y tradiciones ancestrales aunque hoy queda también ligada a la influencia cristiana al vincularlo al día de San Juan el 24 de junio ya que realmente la noche más corta (hemisferio norte) o más larga (hemisferios sur) del año es la del 21 de junio.

Los fuegos artificiales

Entre el 25 y 29 de junio, ambos incluidos, a las 24.00 horas, desde la playa del Cocó podemos disfrutar de un espectáculo de fuegos artificiales que dura unos 18 minutos, son fuegos aéreos y se lanzan orientándolos al mar formando un espectáculo que nadie quiere perderse, por eso antes de la medianoche la gente acude en masa para coger sitio y disfrutarlo.

Las Hogueras de Alicante
Monumento de las Hogueras de 2016.

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